Sumándose a las voces de condena a la decisión gubernamental de disponer el traslado definitivo del domicilio de la Corporación Eléctrica del Ecuador (CELEC) a la ciudad de Quito, la Asamblea Ciudadana por la Vialidad del Azuay convoca a todos los sectores sociales de la región a levantar la unidad en contra del centralismo asfixiante.
El prefecto azuayo Juan Cristóbal Lloret, el alcalde de Cuenca Cristian Zamora, los asambleístas Leonardo Berrezueya y Mabel Méndez, la Universidad de Cuenca, dirigentes barriales y de organizaciones sociales, varios gobiernos locales, elevaron su protesta por la decisión “desacertada” e irrespetuosa del presidente Daniel Noboa a los procesos de desconcentración que “no son regresivos”.
En este contexto, la Asamblea Ciudadana emitió el siguiente comunicado:
“La Asamblea Ciudadana Gran Cruzada por la Vialidad del Azuay, rechaza la decisión centralista del gobierno nacional, de trasladar el domicilio de CELEC EP desde Cuenca a Quito, acto que se inscribe en la cadena de acciones para concentrar la gestión administrativa y gubernamental de la institucionalidad pública en el gobierno central, en desmedro de la institucionalidad local.
Es verdad que ya en los dos últimos gobiernos, se empezó a deshuesar la estructura orgánica funcional de CELEC EP y trasladar las gerencias principales a Quito, y que, en este gobierno, se terminó la tarea, con el traslado formal de domicilio, pero aquello no justifica, de manera alguna, este «toque final» a manera de epitafio, porque este acto refleja una conducta antidemocrática, mal trato y marginación a Cuenca y el Azuay.
Las relaciones entre el Estado central y los GAD se viene deteriorando aceleradamente, al violarse de forma sistemática las disposiciones constitucionales en torno a la organización territorial del Estado, el gobierno descentralizado, las manifestaciones de la soberanía popular local y el desarrollo equilibrado de las regiones.
El centralismo con sus varias manifestaciones ya ha llegado al desmantelamiento institucional de los ministerios de los diversos ramos del Estado, sin siquiera respetarse una mínima descongestión o desconcentración administrativa, quedando reducidos a meras oficinas destartaladas de representación simbólica o servir de buzones de correspondencia y sobre todo de recepción de quejas.
Hemos llegado ya a un insoportable centralismo, por lo que llamamos a la unidad de los colectivos ciudadanos, academia, organizaciones sindicales, artesanales, profesionales, comunidades campesinas, GAD parroquiales, cantonales y al provincial, para preparar una estrategia conjunta frente al centralismo.
Definitivamente se debe evaluar y exigir transformaciones radicales en la estructura organizativa del Estado Nacional, las injusticias atentan contra la unidad nacional y el desarrollo equilibrado de los pueblos. No nos resignamos al abandono vial y a que, a más de imponernos la ley del embudo, la succión y despojo de nuestros recursos, se pretenda contaminar nuestras fuentes de agua con basurales de arsénico”.