Por Hugo el Búho
Que esos tres puntitos más al IVA son para combatir la guerra, dijeron. Que también son para la caja fiscal, para sueldos ¿Qué mismo? Que si ese IVA no sube del 12 al 15% vendrá el apocalipsis, gritaron los ministros. Que nos pongamos la camiseta, los zapatos, el boxer y hasta las medias. Que hay que hacer patria. Que igual pasó con el terremoto de Manabí y nadie se quejó. Que es preferible esa vacuna de tres puntos que las otras vacunas de los delincuentes. Que la guerra es guerra y necesita recursos. Que hasta el Supermaxi -con lo codo que son- arrima el hombro. Que Daniel ya es hijo de Bukele, y que por fin asomó alguien con pantalones.
No hay duda. Nos ven la cara de giles. Se aprovecharon de ese día de atentados y del secuestro de TC, y entonces, ahora es nuestra oportunidad de clavarles todo lo que se nos ocurra. La gente tiene miedo, está aterrorizada, aplaude y regala víveres a los milicos. Y cuando se pone así de loca es justo el momento de ajustarles las tuercas, tornillos y tachuelas. Están en shock. Hay que sacarle el jugo a estos cholitos. El pueblo es gil, se traga cualquier cuento cuando el miedo los abraza. Hoy es el momento.
Lo bueno de esta historia es que no todos son giles. No todos se tragan el cuento de que si no hay más IVA no hay más país. Ya intuyen que es una orden del FMI, de ese chulquero internacional al que los sumisos le dicen claro, lo que usted diga, pero cómo no, pase por aquí, cobre por allá, privatizamos hasta el aire.
Como no todos son giles se dan perfecta cuenta que ellos no saben qué hacer para que los pobres y esa mal llamada clase media paguen las consecuencias de las decisiones miserables de los últimos gobiernos. Y bueno, se podría arrimar el hombro, si no hay más remedio, pero que todos hagan el esfuerzo, sobre todo los que más tienen. Pero no. Siempre los más giles.
Porque si el presidente fuera un tipo decente y patriota, lo primero que debería hacer es sentarle a su destartalado padre, mientras almuerzan una langosta, y decirle: “mira, papá. Tienes todos los millones que siempre soñaste; yo seré uno de tus herederos. Pero en este momento tienes que pagar esos 90 millones que le debes al SRI, porque de lo contrario nunca me van a dejar de sacar en cara que mi familia es tramposa, evasora y casi delincuente. Entonces, o pagas esa deuda o yo dejo de ser tu hijo. Ahí te dejo para que lo pienses. Buen provecho”.
Eso sería algo digno. Pero ni en sueños. Los millonarios siempre quieren más. Así es la vité. Entonces si los Noboa, los Egas, los El Juri, los Wright, los Rosado, los Waker y demás adinerados del país no arriman ni un pelo, ¿por qué nosotros sí? Si las telefónicas, que ganan millones y a veces brindan un servicio desastroso, no quieren arrimar ni un cable, ¿por qué nosotros sí? Si los 10 bancos más grandes del país, que han ganado utilidades obscenas en estos años de crisis, se hacen los pobrecitos y lloran y se desmayan y juran que son más buenos que Lassie y se agarran de los cabellos, lamentándose que nadie les cree, y sacan comunicados en donde dicen que después de Cristo, ellos. Entonces si esos no arriman ni un cajero, ¿por qué nosotros, los giles, sí debemos pagar?
Y ya saldrán los eternos liberales de letrina y sus acólitos mediáticos, influencers, pelagavers a decirnos que sí, que viva Ecuador, que salve oh patria, mil veces oh patria Que la culpa la tiene el Estado obeso, la CONAIE, las Universidades públicas, que lo quieren todo gratis. Entonces, a despedir funcionarios públicos, a acabar con ministerios, a hacer otra consulta estúpida y a encarcelar y golpear a los de tatuaje, a los mal vestidos, a los de color sospechoso y al que no diga ¡viva mi presidente!
Nos ven la cara de giles. Y un poquito más.